Por
Ya habían pasado casi dos años desde mi última relación cuando conocí a Claudia, una mujer argentina, con una trayectoria académica y profesional brillante, un profundo sentido de la ética y una simpatía única e inigualable. Y su sonrisa... no tiene comparación, te deja tonto sólo de mirarla. En cuanto la vi en aquel bar, quise acercarme, pero estaba nervioso, me daba vergüenza, hacía tanto tiempo que no hablaba con una desconocida. Desde que Marta se fue a los EEUU, casi no salía de fiesta, esta era la primera vez y me encontraba un poco como pez fuera del agua. Pero, finalmente no hizo falta, fue ella la que se acercó, cómo no… siempre tomando la iniciativa.
SIGUE LEYENDO