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En mi último cumpleaños mi novio me hizo un regalo que no me esperaba. Casi siempre, la mayoría de mis amigos y familiares me regalan cosas, pequeños detalles que me encantan, pero nunca me habían regalado una experiencia y, lo cierto, es que desde entonces he dejado de regalar cosas. Ahora, a todo el que puedo le regalo una experiencia. Y es que no hay nada que suela producirnos más felicidad que las vivencias de cosas que nos apasionan. Y es que, mientras que las cosas materiales se pueden perder o gastar las vivencias perduraran por siempre como un recuerdo, como experiencias que nos transforman y ayudan a crecer.
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