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¿Cuál es el mejor pijama para tus hijos?

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A los niños no les agrada especialmente que les regalen ropa, pero un pijama es diferente. Si atiendes sus gustos, y no a los tuyos, y consigues dar en la diana, tu hijo se irá a dormir más contento cada noche.

Se acabó aquella época en la que las madres compraban pijamas azules para los niños y rosas para las niñas. Cuando llevaban a casa dos pijamas iguales, uno para ti y otro para tu hermano. “Es para que no os peleéis” – Explicaba tu madre. Como si yo fuera a tener envidia del pijama de mi hermano.

Lo que me fastidiaba de verdad es que a él le hubieran traído los reyes magos un coche teledirigido y a mí un estuche para el colegio y un cuaderno para colorear. Si ni siquiera se me daba bien dibujar.

El caso es que nos íbamos a la cama uniformados. Como si nos hubiéramos puesto el chándal del colegio para ir de excursión o el uniforme para entrar en la fábrica.

La generación anterior era aún peor. A las niñas les ponían unos camisones que les llegaban hasta los tobillos. Debía ser muy incómodo dormir con ellos. Los compraban tan grandes para que duraran. En la cabeza de las madres estaba la idea de que se lo ponían a la niña con 5 años y le tenía que durar hasta que cumpliera los 10.

A los niños les ponían un pijama con unos pantaloncitos de tela a cuadros y una chaquetilla con botones, conjuntada, que parecía la chaqueta de los cocineros. A media noche había que quitársela porque no había manera de dormir con ella.

Nuestras madres y abuelas hicieron cosas muy bien hechas. Pero, desde luego, elegir los pijamas no fue una de ellas. De aquella experiencia colectiva acumulada debemos sacar una conclusión fundamental: para comprar los pijamas que van a llevar puestos los niños hay que escuchar su opinión.

Si queremos que un niño se entusiasme con su pijama tanto como con el peluche con el que se acuesta, o como el juguete que deja en la mesita de noche, debemos buscar una decoración que le ilusione. Estas son algunas propuestas:

Pijama de un equipo de futbol.

Los operadores de Alfurnia, una web de regalos para niños por internet, nos comentan que los pijamas que simulan el uniforme de un equipo de futbol tienen mucho éxito entre los niños de 6 a 12 años.

Para los niños, como sucede con los adultos, sentirse identificados con la afición de un equipo es un sentimiento de pertenencia. Es como formar parte de una tribu. Además, los niños lo viven con mucha intensidad. Conocen todos los jugadores de un equipo, van siguiendo el desarrollo de las competiciones, están al tanto de los fichajes nuevos.

A partir de esa edad, los niños ya juegan al futbol con sus amigos y han tomado una decisión conscientemente de a qué equipo apoyar. Tienen sus propios ídolos futbolísticos y jugadores de referencia.

Comprar un pijama de futbol a un bebé o a un niño más pequeño le hace más ilusión al padre que al niño. El niño se pondrá el pijama para agradar a su papá y recibir su aprobación, y no porque realmente le guste.

Tampoco te sorprenda si tu hija te pide un pijama futbolero. Poco a poco el futbol está dejando de ser un deporte de hombres. Para las mujeres se está convirtiendo en un elemento de empoderamiento. De hecho, si alguna vez veo un fragmento de una rueda de prensa realizada por jugadores, me suele parecer mucho más interesante lo que dicen las mujeres futbolistas que los hombres.

Superhéroes y personajes de dibujos animados.

Los niños sienten devoción por los personajes de los dibujos animados porque se sienten identificados con ellos. Se ven reflejados en los personajes.

Es el caso de Bob Esponja. ¿Por qué un dibujo animado tan simple lleva impactando durante más de una década a niños de distintas generaciones?

Muy sencillo. La esponja marina que viven en una piña en el fondo del mar es un niño que juega a ser mayor. Para él ir a trabajar a la hamburguesería del señor Cangrejo es pura diversión. Está todo el día jugando y se dedica a decir tonterías con su amigo Patricio, como hacen los niños. Le hace bromas simpáticas a Calamardo, aunque este no lo aguanta. Bob Esponja lo quiere igual y lo considera su amigo. Es la síntesis de la inocencia de un niño.

Si tu hijo se va a la cama con su pijama de Bob Esponja, es como si se fuera a dormir con su mejor amigo. El personaje con el que pasa horas viendo sus aventuras por televisión o desde la pantalla de un móvil.

¿Puede un niño identificarse con Spider-Man? Por supuesto. El hombre araña va columpiándose por la ciudad con telas de araña que lanza desde la yema de sus dedos. Se encarama a la fachada de los edificios como si se subiera a un árbol. Es el paradigma de la felicidad.

Como le pasa a un niño, le gusta ayudar a los demás. Y lo mejor de todo es que se pelea con los malos y les gana. Los superhéroes tienen muchas características que posen los niños y sus superpoderes son cualidades que a los niños les gustaría tener o desarrollar. Tener la fuerza de Hulk o poder volar como Superman.

¿Las niñas ya no quieren ser princesas?

La periodista Esther Vivas publicó un artículo estas navidades en el Periódico en el que hablaba de los estereotipos sexistas que difundían los cuentos de princesas. Las películas de Disney tienen una profunda carga ideológica que choca con los logros sociales que las mujeres están alcanzando con su lucha.

Las historias de princesas educan en que las niñas deben ser dulces, delicadas, débiles y aguardar a que llegue su príncipe azul para que las salve. Desde luego, está creando las bases para perpetuar la desigualdad de género y la violencia machista.

Aun con todo, los avances sociales que se han alcanzado estas últimas décadas. A los niños se les sigue considerando deportistas, inquietos, movidos. Y a las niñas más preocupadas por la estética y por cuidar. Yo creo que las niñas van rompiendo los estereotipos por ellas mismas. Les gusta ir en bicicleta y correr.

Es evidente que debe haber una cierta vigilancia de los padres para proteger a los hijos, pero más que decirles a los niños lo que les tiene que gustar y lo que no, se educa más con el ejemplo que con las imposiciones. Son más importantes las relaciones que establezcan los padres en casa, como se relacionan entre ellos y con los niños, y que valores infunden en la práctica, que aleccionar a los hijos con discursos o prohibirles ver películas de Disney.

Que sea tu hija la que decida libremente. Si le gusta Pocahontas no significa que el día de mañana vaya a ser una mujer maltratada.

Cómo debe ser el pijama.

Una vez que los niños han elegido el tema del pijama, los padres deben cuidarse del diseño y los materiales. Como se dice en la revista Eres Mamá, se debe crear un entorno seguro en el que tus hijos puedan dormir, y eso incluye el pijama, ya que pasarán con él toda la noche.

Es recomendable que esté hecho de algún material transpirable como el algodón. Durante la noche los niños se mueven mucho y sudan. Debe ser una tela cómoda, que se ajuste al cuerpo, pero que no apriete. Que le permita libertad de movimiento. Una buena alternativa es que tenga un suave elástico en la cintura del pantalón, en los tobillos y en los puños de la camiseta, como una sudadera.

No se recomiendan los pijamas muy anchos, que limitan los movimientos dentro de la cama. Tampoco es bueno que tengan cordones o lazos, ya que generan un peligro potencial de estrangulamiento. Si han de llevar botones, que sean automáticos, así evitaremos que se caigan y que el niño se los clave en alguna parte del cuerpo.

Es importante revisar las costuras y asegurarnos de que no queda ningún hilo suelto. Este puede hacer que se deshilache la prenda y en un momento dado, de forma accidental, enroscarse en un dedo del pie o de la mano y producir un cierto estrangulamiento.

Por seguridad, hay que cerciorarnos de que el material sea ignífugo. No tiene por qué pasar nada, pero hay determinadas prendas que al acercarse a una llama prenden con rapidez.

Otra cuestión a valorar es el calor que da el pijama. Para que los niños duerman cómodos no deben tener ni mucho frío, ni mucho calor. Si tu hijo es muy caluroso y le compras un pijama que calienta demasiado, es probable que sienta picores y no pueda conciliar el sueño en toda la noche.

Si le regalas a tu hijo un pijama con una ilustración sobre un tema que le guste, se lo pondrá con ilusión todas las noches y sacarás provecho al regalo.

 

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