Creo que todos estaremos de acuerdo al afirmar que organizar una boda es un auténtico caos. Los novios, en el afán por celebrar el día más importante de sus vidas, se dedican durante meses a prepararlo todo para un día tan especial y, como consecuencia, no hay que dejarse en el tintero ni el más mínimo detalle. En un evento así los invitados valoran la capacidad de organización de los novios y, si éstos no fallan, se apuntan un tanto con todos ellos.
Una de las cuestiones con las que mejor podemos quedar es con la inclusión de un pequeño detalle de boda para nuestros invitados. Parece una tontería, y en realidad lo es, pero tener un detalle de este estilo es algo que como digo se valora y que cuando se visualiza en un estante hace que se acuerden de nosotros. Y casi siempre para bien.
Mi mujer y yo nos casamos hace ahora cuatro años. Como muchas parejas de las que están deseosas por contraer matrimonio, dedicamos muchos meses a preparar la ceremonia, el banquete y un sinfín de momentos más. Lógicamente, no queríamos que nada se quedara a merced del azar y por eso teníamos pensado el entregar, como se hace tradicionalmente, ese detalle de boda del que os hablaba más arriba.
En estos suele regalarse un detalle diferente para mujeres y hombres. Esto suele complicar la tarea puesto que son dos tipos de regalos los que tenemos que hacer, lo que por lo general implica una inversión de tiempo mayor para mirar todo tipo de artilugios e ir hasta dos tiendas diferentes para mirarlos y, en su caso, adquirirlos. Nosotros lo sabíamos y a menudo nos agobiábamos solo de pensar en ello. “Lo haremos más adelante”, terminábamos diciendo.
Sin embargo, el día de la boda se acercaba y teníamos que ponernos en serio. Como no sabía muy bien cómo encontrar el sitio adecuado para encontrar detalles de boda, le pregunté al sector de mis amistades que ya había contraído matrimonio. Así conseguí obtener una primera idea. Alejandro, uno de esos amigos casados, me recomendó que visitara una página web llamada www.bodasdekore.com, en la que podría obtener detalles como los que buscaba.
Así pues, tecleé la dirección en mi ordenador y al fin comencé a ver algo que era lo que de verdad buscaba. El catálogo de artilugios para regalar en la boda era muy amplio, y había artículos para hombre y para mujer, por lo que podríamos mirar las dos cosas al mismo tiempo. Avise a mi pareja y las sensaciones que le dejó la web fueron exactamente las mismas que a mí.
Abanicos para ellas y bolígrafos para ellos
Como los detalles que se anunciaban en la web nos parecían bonitos y muy propios para una celebración como la nuestra, terminamos haciéndonos con ellos. Abanicos y bolígrafos nos parecieron los mejores, por lo que hicimos un pedido de manera inmediata. A pesar de que todavía quedaban semanas para el evento, nos llegaron a los pocos días.
El día de la boda llegó. Os podéis imaginar todo lo que pasaba por nuestra cabeza en un momento como aquel. Más allá de la importancia de la decisión que estábamos apunto de tomar, estábamos deseosos de que todo lo que habíamos preparado dejara contentos a nuestros invitados.
Por fortuna, todo salió a la perfección. No falló absolutamente nada. Cuando llegó la hora de entregar esos detalles con los que nos habíamos hecho todo el mundo se mostró agradecido y feliz. Las féminas encontraron gracioso el abanico y a los hombres el bolígrafo les parecía un detalle soberbio para acordarse de un evento como aquel.
Precisamente ese último es el propósito de este tipo de tradiciones: acordarnos de un día que para muchos de nosotros no puede equipararse con nada. Que esto nunca pase de moda.