La vida es así. Un día te das cuenta que después de 20 años juntos no queda nada. Bueno, un montón de recuerdos de los que no te puedes liberar. Pero hay que saber coger el toro por los cuernos y salir adelante. Me llamo Miguel Ángel y me he separado. Esta es la historia de un hombre más soltero, independiente que ha sabido encontrar su lugar en el sitio. Y lo hice después de un viaje a Barcelona con hospedaje en el Mercer Barcelona que cambió mi forma de ver la vida.
Me separé en septiembre, y pasé los peores meses de vida. Después de comprarme un piso nuevo, con el dinero que mi ex me dio de la venta del nuestro, me encontraba en un túnel oscuro. Con casi 50 años, no me veía yo buscando nuevas relaciones, ni siquiera en las páginas de internet que ahora están tan de moda. Auque mi familia y amigos me invitaban a salir, yo no tenía ganas de salir.
Fue con una visita al pueblo de mis padres, Matapozuelos, cuando comprobé que lo de separarse estaba de moda. Precisamente en las fiestas de mi pueblo, Santa María Magdalena, me reencontré con una exnovia. Ella me contó su vida, después de 10 años, también se separó y ahora vivía sola con su hijo. Hablamos durante un buen rato, y me invitó a ir a su tierra, Cataluña, para expandirme. Fue un acierto.
Después de un viaje en coche desde Valladolid de ocho horas, la verdad es que aprovechó para pedir que se una esta ciudad con Soria por autovía, llegué a Barcelona y mi hotel de lujo en Barcelona. Una gozada porque se encontraba en el barrio gótico. Ocupa una serie de edificios de gran valor arquitectónico en la calle Lledó, construidos sobre una parte de la muralla romana de la ciudad. El reconocido arquitecto Rafael Moneo, rescató una pieza del legado arquitectónico local compuesta de varios periodos históricos y, mostrando un gran respeto hacia la historia, logró incorporarla al diseño contemporáneo de uno de los hoteles cinco estrellas de Barcelona.
Quedé con esta chica y me estuvo enseñando la ciudad. La verdad es que es una gozada, no me pensaba que fuera tan coqueta. Estaba acostumbrado a ir a Madrid, porque allí vive mi hermano, pero en este caso era mucho más agobiante. Barcelona es otra cosa. Después de un paseo por la ciudad, y de cenar en un buen restaurante, invité a esta chica a tomar una copa en el hotel, ya que tiene un seductor lugar, rodeado de muros de piedra de más de 2000 años de historia. Tomamos una copa, pero también nos invitaron a una copa de cava excelente. Y la historia tuvo un final feliz, ya que subimos a la habitación del Mercer Hotel. Al día siguiente aproveché para visitar el Nou Camp y ver la sala dedicada a los títulos obtenidos.
Quiero contar mi historia por dos razones, en primer lugar para mostrar que nunca sabes dónde puedes encontrar a una media naranja. La mía la conocía desde hace tiempo y ahora las circunstancias de la vida nos han hecho juntarnos otra vez. Y en segundo lugar, para recomendar esta ciudad como destino turístico, y si buscaís un hotel de lujo en Barcelona, ya sabeís donde alojaros.