Tal vez vosotros seáis unos entendidos pero yo me agobio de tal manera cuando tengo que comprar ropa de bebé para los hijos recién nacidos de mis amigos y amigas que un momento de compras relajado se convierte en un calvario para mí. La última vez que tuve que hacer esto fue hace apenas un par de meses y ahora me veo de nuevo en el lío. Parece que todos mis amigos se hayan puesto de acuerdo para empezar a tener hijos a la vez y traerlos al mundo al mismo tiempo.
Aquella vez acabé en Primark, llamarme tacaña si queréis pero teniendo en cuenta que a esas edades acaban vomitados en menos que canta un gallo prefiero regalar cuatro o cinco conjuntitos a los papás monísimos y económicos antes que comprarle uno más caro que seguro que llevará puesto un par de horas nada más, porque justo después de este tiempo se hará pipí, tirará la leche o se hará caca encima y manchará todo. Además, si hay algo bueno del Primark en este sentido es que pone las edades en las perchas (cuando no están cambiadas claro) y más o menos puedes hacerte una idea.
De locos
Por ejemplo, como la bebé para la que compré ropa hace un par de meses nació a finales de Julio quise comprar un paquetito de bodies de tirantes talla “Newborn”, que deduje (gracias a mi inglés) que eran de recién nacido. Luego le compre un vestidito de la talla 1-3 meses, que en teoría debería estar usando ya. También compré un conjunto de pantaloncito y camiseta de Minnie Mouse divino de manga larga con una rebequita blanca de la talla 3-6 meses porque, calculando imaginé que de julio a octubre van tres meses, así que suponiendo que lo pongan entre octubre y diciembre pues debía llevar manga y rebeca. Y, por último, me hice con un pijama de estos enteros de franela súper calentito de la misma talla, 3-6 meses. Ya veremos si se lo pueden poner porque aquí en Alicante hace calor hasta en noviembre y no queremos que la niña coja la sarna así que… habrá que cruzar los dedos para que haga un poco de fresco antes de que se le quede pequeño.
El caso es que me tiré más de dos horas eligiendo la ropa que iba a comprar, contando meses, a ver si le estaba o no y si debía ser de manga larga o corta y ahora, de nuevo, ¿tengo que pasar por el calvario? De eso nada. Esta vez he decidido que voy a recurrir a mis conocimientos informáticos porque estoy mucho más traquilita eligiendo desde casa a través de la pantalla del ordenador que en medio de una gran superficie con un montón de madres locas gritando y niños corriendo jugando al “pilla-pilla”.
Para empezar he decidido comprar unas merceditas de la talla más pequeña que haya que, aunque no tengo muy clara la diferencia entre bailarinas, manoletinas y merceditas pero estoy segura de que debe haberla. Y además, como sé que a mi amiga le encanta la ropa de Reprepol, he accedido a su web para ver donde tienen franquicia cerca de casa e ir a tiro hecho a comprarle un vestidito o algo mono. ¿Soy lista o no? Yo creo que me merezco un premio. Igual, ya que salgo, me compro yo también algo de ropa que creo que me lo merezco, por el dolor de cabeza que he pasado ¿a que sí?