Cualquier etapa de nuestra vida que supone un cambio de aquello a lo que estamos acostumbrados puede resultar algo complicada al principio.
Así, la jubilación es un periodo de cambio brusco que afecta a muchas esferas: la económica, la del ocio, las relaciones personales, etc. «Requiere un tiempo de adaptación, que puede oscilar entre seis meses y un año», apunta la psicóloga María Dolores Ortiz, que afirma que «es un momento de riesgos, pero también de oportunidades«.
Al final, como en todo, no se trata tanto de las circunstancias que nos rodean sino de cómo las afrontamos, de nuestra actitud ante el cambio.
Por lo general, son muchos los factores que pueden afectar en cómo cada persona se toma esta etapa. Según los expertos, al parecer, los hombres parecen llevar la jubilación algo peor que las mujeres, porque ellas están más acostumbradas a hacer muchas cosas y a compaginar su empleo con otras actividades, por lo que esta etapa no es tan dura.
Si la persona tiene aficiones, si no se identifica con su trabajo o si la jubilación ha sido voluntaria (una prejubilación forzosa siempre es más dolorosa), todo ello hace que la nueva situación se tome de formas muy diferentes.
Quién ha vivido por y para trabajar se deprimirá más que quienes no han centrado por completo su vida en el trabajo. Pero todos ellos tienen que adaptarse a dejar de vivir detrás de un reloj. A partir de entonces, van a tener todo el tiempo del mundo y deben decidir cómo llenarlo», destacan.
Asimismo, «no es igual quien realiza un trabajo físico, que a lo mejor está deseando abandonar porque ya se siente cansado, que quién realiza un trabajo intelectual, que puede llegar a su plenitud y la máxima sabiduría justo cuando tiene que irse», señala María Dolores Ortiz, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Consejos para disfrutar de la Jubilación
Una buena forma de empezar esta nueva etapa es enfocándose en todas las oportunidades que se tienen para aprender algo nuevo o viajar.
Puede ocurrirte como a mi abuelo, que después de ir a visitar a un viejo a amigo con Alzheimer a Sanvital, empezó a reaccionar y a darse cuenta de lo afortunado que es de poder vivir esta etapa con una salud plesa.
Por ello, preparar la jubilación con tiempo y pensar qué actividades tapa es una buena forma de tomarse esta nueva circunstancia sacándole el máximo partido.
Para esta fase pueden ser muy útiles «los cursos de preparación o asesoramiento a la jubilación, que ya han dado buenos resultados en determinados contextos y han sido contratados, entre otros, por algunos Ayuntamientos», recomienda Ortiz.
En segundo lugar «es fundamental mantenerse activo». Algo en lo que, por ejemplo, lleva insistiendo mucho tiempo el cardiólogo Valentín Fuster, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai (EEUU), que no se cansa de repetir que «las personas que tengan salud y plenas facultades deben seguir activos una vez que se jubilen».
Nada de pasarse el día en casa sentados y viendo la tele, ya que esto es tan perjudicial como tener una mala dieta.
Clases de pintura, música, la vuelta a la universidad la vuelta al mundo. Todo es posible si ponemos la planificación y las ganas necesarias.
Otra posibilidad de lo que podemos hacer con nuestro tiempo es la de ayudar a los demás. Poner al servicio de otros los conocimientos adquiridos durante la vida laboral o realizar algún tipo de voluntariado.
Precisamente esto es lo que hizo mu abuelo que al haber sido médico se decidió por ejercer como voluntario en Sud África y así es como conoció a la que ahora es su nueva mujer.
Desde luego, al final siempre es cuestión de actitud más que de nuestras circunstancias de cada momento.