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Una Personal Shopper para dar un cambio

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Mi mujer llevaba desde que tuvo a los niños bastante relajada, aquel toque de elegancia que tenía cuando la conocí se fue apagando sin enterarnos ninguno. Al final la imagen es un reflejo de nuestra identidad. La ropa y los accesorios que llevamos es una manera de expresar nuestra propia personalidad y el estado de ánimo en el que nos encontramos. Hay que encontrar un estilo y colores con los que uno se identifique.

En mi trabajo que trabajamos de vez en cuando con gente de cierto nivel, es normal que tengan su propio personal shopper. Yo personalmente no buscaba para mi mujer, eso, ya que no somos millonarios ni tampoco creo que sea necesario, pero sí que le dieran nuevas nociones, que a ella le iba a gustar mucho y sabía que le haría ilusión.  Mi idea era que la asesorara uno de estos profesionales y regalárselo por su cumpleaños.

Estuve viendo por Internet a varias personas y me sorprendió gratamente una llamada Marta SanMiguel. Guardé su dirección y después del fin de semana la llamé en horario de oficina, muy simpática me contestó diciéndome las tarifas que tenía y contraté un asesoramiento.

El día del cumpleaños mi mujer se quedó sorprendida, pero contenta, le dije que la quería igual, pero que sabía que necesitaba dar un pequeño giro a su vida y volver a ser quien era.

¿Qué hizo realmente como mi mujer?

Ella me contó más o menos lo que hizo Marta con ella y os lo voy a contar:

En su trabajo con personal shopper, analizó su cuerpo, una manera para que así pudieran destacar sus virtudes y disimular las imperfecciones, algo que todo el mundo tiene. Esto hizo que mejorara su autoestima, pues desde que tuvo a los niños, los cambios físicos fueron evidentes. Para ello realizó un estudio morfológico.

Luego pasó a estudiar el color, para así descubrir los colores que mejor le sentaban tanto para su color de piel como para sus ojos y cabello. Una vez se sabe el estilo y lo que mejor le sentaba, realizaron una asesoría sobre cómo se vestía, por lo que hizo una visita a nuestra casa y analizó a fondo su armario para que pudiera adaptar su ropa al propio estilo personal.

Esto ayudó a que supera que es lo que podía eliminar, renovar o conservar. Además, le aconsejó que ropas tienes que utilizar según el momento del día, ocasiones y cómo ir combinándolas.

Le acompañó de compras, para ir a tiendas según lo que necesitase y ajustándose siempre al presupuesto existente. Esto me dijo que le encantó, pues se ahorró dinero y compró ropa que le sentaba realmente bien, doy fe.

Por último, le echó una mano en cuanto al maquillaje para que aprendiese a maquillare en función de sus rasgos personales.

Vamos que al final, ha terminado encantada y terminó recomendándoselo a todas sus amigas y familiares. La verdad es que parece que el tiempo ha dado marcha atrás y ahora sí, se parece a aquella Lucía que conocí. Así que ya sabéis, si queréis dar un giro todavía estáis a tiempo. Es cuestión de contratar una o un buen personal shopper.

 

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